Cómo llegar a Can-Umantad Falls
Pusimos rumbo hacia estas cascadas después de visitar las Chocolate Hills, ya al mediodía, sin saber muy bien dónde estaban. Desde Chocolate Hills hasta Candijay (localidad donde se encuentran) hay unos 60 kilómetros. Sin embargo, tardamos bastante porque hicimos alguna parada para comer algo y otras muchas para pedir indicaciones.
Una vez llegamos a Candijay, nos indicaron un camino que se adentraba en la selva por el cual teníamos que seguir para poder llegar hasta Can-Umantad Falls. A los pocos minutos, el asfalto se convirtió en tierra y piedrecitas.
Tras recorrer unos pocos kilómetros por un camino bastante difícil, paramos para ver si íbamos bien y nos dijeron que siguiésemos otros 2 km. Eso hicimos. Tras otro rato, paramos de nuevo, y nos volvieron a decir que otros 2 km. Así unas cuantas veces…
Empezamos a plantearnos darnos la vuelta, ya que nos estábamos desesperando un poco. Nos daba miedo que anocheciera y aún siguiésemos en medio de la nada. Enseguida se nos quitó la idea de la cabeza. Después de haber llegado hasta ahí, era una tontería darse la vuelta.
Por fin llegamos al puesto donde tienes que inscribirte en un cuaderno de visitantes y pagar la entrada (20 pesos – 0,31€). Lo primero que preguntamos fue que si había más turistas en la cascada, ya que no habíamos visto a nadie por el camino y todos los locales nos miraron muy sorprendidos durante nuestro trayecto.
Pensábamos que éramos los únicos locos en haber recorrido tantos kilómetros por un camino no apto para circular con scooter. ¡Pero no! Unas pocas más personas habían firmado el cuaderno de visitantes en esa fecha.
En el mismo stand, nos avisaron de que aún quedaba algo más de un kilómetro hasta las cascadas. No me lo podía creer. Lo único que pensaba era: «Ya puede merecer la pena la p*** cascada porque si no…». El recorrido que quedaba entre el stand y las cascadas fue el más complicado de todos. Aparte del mal estado del camino en sí, se sumaron las numerosas cuestas.
En una cuesta hacia arriba la moto se quedó medio pillada en un agujero y cuando por fin conseguimos salir, yo casi me caigo… Como imaginaréis, a partir de ese momento, preferí subir las cuestas a pie. Por cierto, tampoco sé cómo nuestra scooter sobrevivió a todo esto.
Llegamos a las cascadas más bonitas de Bohol
Cuando quedaba ya poco para llegar, la vi de lejos. Desde ese instante, supe que todo el esfuerzo había merecido la pena. Sí, las Can-Umantad Falls están perdidas en el culo del mundo pero merece muchísimo la pena visitarlas. Visitamos otra cascada durante nuestra estancia en Bohol y he visto otras en fotos.
Diría que Can-Umantad Falls son las mejores cascadas de Bohol. Una vez que llegamos al parking, dejamos la moto, y continuamos nuestro camino hacia las cascadas por unas escaleras. Cruzamos el río por un tronquito y seguimos avanzando hacia las cascadas con mucho cuidado, ya que el suelo resbalaba un poco.
Si de lejos me habían impresionado, de cerca también consiguieron quedarme boquiabierta. La caída era altísima. Nos pusimos nuestros trajes de baño y fuimos directos hacia ella. Nunca olvidaré el ruido y la fuerza que tenía el aire y las gotas de agua procedentes de la cascada.
Fue una de esas ocasiones en las que el tiempo se para. Ahí estábamos Elías y yo, riendo y gritando mientras que nos íbamos empapando cada vez más. Qué momento tan especial… Ninguno de los dos habíamos visto grandes cascadas, por lo que la sensación de estar junto a una con tanta potencia nos impactó muchísimo.
Tras disfrutar un rato en Can-Umantad Falls, nos secamos y nos volvimos a cambiar. Era hora de irse. La vuelta se hizo mucho menos pesada, la verdad. Además, estábamos más tranquilos y pudimos disfrutar más del paisaje. Lo que más nos gustó ver durante el trayecto de vuelta fueron las Cadapdapan Rice Terraces. Tampoco habíamos visto terrazas de arroz, así que nos encantó tenerlas frente a nosotros.
Aunque era un sitio muy remoto, nos sorprendió la cantidad de gente que vivía por la zona. Justo coincidimos con la hora en la que los niños salían del colegio. De verdad, creo que nunca me ha saludado tanta gente como en aquel día. Cada grupo de niños que se cruzaba con nosotros se emocionaba al vernos. Nos saludaban y nos mostraban su mejor sonrisa, algunos incluso con timidez. Fue una experiencia preciosa que guardo con mucho cariño en mi memoria.
Por fin llegamos de nuevo a Candijay. Desde ahí hasta nuestro hotel, en Alona Beach, nos quedaba 2 horas y media. Fue una vuelta muy larga.
Durante nuestro viaje por Filipinas, apenas disfrutamos de los atardeceres, ya que casi siempre estaba nublado… Sin embargo, aquel día mientras que volvíamos a nuestro hotel, el Universo quiso recompensarnos y nos regaló el atardecer más bonito de todo el viaje. Nos paramos a un lado de la carretera y nos sentamos para apreciar la diversidad de colores que habitaban el cielo. Pura belleza.
Tras esos minutos de disfrute, seguimos conduciendo. Como nos temíamos, se hizo de noche cuando aún nos quedaba mucho trayecto. Tras una hora y algo llegamos a Alona Beach. Fuimos directos a cenar a un restaurante. Al mirarnos el uno al otro nos dimos cuenta de que teníamos la cara llena de suciedad negra. Nos echamos unas risas y entendimos el motivo por el cual algunas personas en las motos llevan la cara cubierta con un trapo.
Recomiendo muchísimo a toda persona que visite Bohol que se acerque a estas cascadas, por muy complicado que sea llegar a ellas. Mi consejo es que paréis todas las veces necesarias para pedir indicaciones. Eso fue lo que hicimos nosotros y no nos perdimos ni una vez!
Si vas a visitar Bohol, no te pierdas mi Guía de Bohol: cómo llegar, qué ver y hacer, dónde alojarse y consejos.
¿Habéis estado en Bohol? ¿Visitasteis esta cascada?