Luxemburgo en un día

Todas las personas que me conocen, aunque sea un poquito, saben que viajar es una de mis pasiones. Emplear el dinero para explorar mundo nunca es un gasto, sino una inversión. Por esta razón viajo siempre que tengo la oportunidad, es una forma de aprender y crecer, y lo mejor es que es muy divertida. En mi universidad de Lille hay una asociación que organiza excursiones de un día y viajes. El sábado pasado tocaba Luxemburgo en un día, y… ¿por qué no ir?

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Luxemburgo en un día: Mi experiencia

luxemburgo en 1 dia

Teníamos que estar a las 6:15 en el punto de encuentro para coger los autobuses y poner rumbo hacia nuestro destino, podéis imaginar el madrugón. El despertador sonó a las 4:30 de la mañana y mi primer pensamiento fue “¿por qué suena la alarma a esta hora?”. Dos segundos más tarde, cuando mi cerebro también se despertó, grité “¡LUXEMBURGO!”.

que ver en luxemburgo

Llegamos a la ciudad alrededor de las diez de la mañana. Teníamos un reto: conocer Luxemburgo en un día. Nada más pisar suelo luxemburgués, nos sacamos una foto del grupo entero enfrente de la Catedral de Notre-Dame, y luego nos dirigimos a la Plaza Guillaume II, donde se encuentra la oficina de turismo. También había un mercado de comida y, cómo no, mis ojos se fueron directos a un puesto de queso italiano. Probé un trocito, ¡por supuesto! Ay, qué rico estaba y qué obsesión más grande tengo por el queso…

Tras pedir un mapa y preguntar por los sitios más importantes que visitar, nos pusimos a andar por la ciudad perdiéndonos por las calles que más nos llamaban la atención. Al final, llegamos a uno de los mercados de Navidad. Paseamos por los puestos, vimos a viejitos bailar, a otros tocar música, y luego nos montamos en la noria. La ciudad desde las alturas tampoco es que sea una maravilla, pero me hacía ilusión subir.

luxemburgo

Seguimos paseando, comimos para recargar las pilas y fuimos al otro mercado de Navidad. Más puestos, más comida y más gente bebiendo vino caliente en tazas con motivos navideños. Estábamos cansaditas así que fuimos a una cafetería a tomar un té y luego tocó ir un poco de compras… ¡Para variar!

Terminamos nuestra visita a la ciudad a las siete y media de la tarde, y regresamos a Lille. Después de jugar al “veo, veo” en el bus, hablar con mi compañera de viaje largo y tendido sobre varios temas y dormir unos minutos, llegamos a casa a las once y algo. Yo solo quería meterme en mi cama y descansar. ¡Vaya paliza!

Ahora mi opinión de la ciudad. No me esperaba ni más ni menos. Es muy pequeñita, por lo que con un día tienes suficiente para verla y visitar sus monumentos más importantes. No es que sea fea, pero tampoco creo que sea especialmente bonita (aunque esto siempre depende de los gustos de cada uno). Me pareció una mezcla entre Francia y Alemania en cuanto al ambiente, más parecida a esta última.

Un dato muy curioso es que el país tiene tres lenguas oficiales: alemán, francés y luxemburgués. Cada lengua se usa según la situación, por lo que durante tu visita leerás o escucharás los tres idiomas. La verdad es que tuvimos suerte en visitar la capital de este pequeño país durante la época de Navidad, ya que el ambiente que había era mágico y encantador.

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