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Qué ver en Belmonte, Cuenca

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Ir a Belmonte (Cuenca) es trasladarse 500 años atrás en el calendario. Es hacer un viaje en el tiempo y aterrizar en la época en la que habitaban los señores feudales y se multiplicaban rencillas de los nobles con la que sería la futura Reina Isabel La Católica. Belmonte es un vestigio perfectamente mantenido y conservado del pasado de nuestro país. Una muestra real de lo grandioso de Castilla La Mancha y una prueba viviente de las luchas y combates medievales.

En los últimos años he ido (sin prepararlo ni planificarlo) dos veces a este pequeño pueblito de la provincia de Cuenca. Cada una de mis visitas ha sido todo un descubrimiento y es que hay mucho que ver en Belmonte, también que visitar y, sobre todo, descubrir.

En 2016 fue elegido como uno de los pueblos más bonitos de Castilla La Mancha, después entró al 5º puesto de las Maravillas Rurales de España y desde hace cinco décadas es Villa de Interés Turístico. A día de hoy atrae visitantes de todas las partes del mundo sobre todo, durante los días en que se celebra el Combate Medieval (finales del mes de abril).

Y es que Belmonte es un pueblo agradable, tranquilo, un remanso de paz en mitad de La Mancha. En él se puede descubrir cómo era la vida allá por la Edad Media gracias al esfuerzo y dedicación de sus vecinos. Sin duda alguna, Belmonte es una apuesta segura para disfrutar de una escapada de fin de semana en La Mancha.

Contenido de este post

Dónde dormir en Belmonte

donde alojarse en belmonte
Hotel en Belmonte

He estado dos veces en Belmonte, dos 31 de agosto y de sorpresa. No he repetido alojamiento así que puedo daros un par de recomendaciones muy reales y probadas. Además, los dos alojamientos que os propongo son muy diferentes en estilo pero en ambos, la estancia fue fantástica.

Palacio del Infante Don Juan Manuel – 4*

Este hotel está dentro de un palacio auténtico del siglo XIV ofreciendo una estancia muy palaciega. El desayuno (muy bueno y diverso) se sirve en el claustro – patio central bajo una agradable cúpula de cristal sustentada por auténticas columnas de piedra, con vistas al Castillo.

El hotel además tiene un spa fantástico y una piscina al aire libre para los meses de verano.

Casa El Bálsamo – 5 *

Este pequeño hotel rural de lujo es impresionante si lo que te gustan son los lugares con encanto e íntimos. Es famoso en redes por la piscina cueva que esconde en su interior pero no es sólo eso lo que cautiva. Desde que entras… Todo es especial. Su aroma, su silencio, su coqueta piscina y sobre todo, su desayuno cuidado al máximo detalle.

También tienen servicio de masaje con productos orgánicos de primera calidad.

🛏️ Si estás buscando disfrutar de una estancia inolvidable, echa un vistazo a El Bálsamo-Singular’s Hotels, uno de los mejores hoteles con encanto en la provincia de Cuenca.

Qué ver y hacer en Belmonte

Gracias a su imponente historia desde la época medieval, Belmonte tiene infinidad de lugares únicos para ver y disfrutar. Tanto si eres amante del pasado como si lo que te gusta es descubrir nuevos lugares, Belmonte no defrauda. A mi personalmente me ha cautivado las dos veces que he ido y no dudaría en volver.

En este post te muestro los 11 puntos más representativos que ver en Belmonte. Después te invito a recorrer sus campos y disfrutar de la inmensidad de la Mancha pero eso, será después. Empecemos por Belmonte que tiene mucho por descubrir.

1. Castillo de Belmonte

castillo de belmonte
Castillo de Belmonte

Si hay un actor protagonista en Belmonte ese es, sin duda alguna, su castillo. Es el punto de referencia de la localidad y quizás, por donde yo empezaría (así lo hicimos en nuestra primera visita). Dependiendo de la época del año del viaje, es mejor visitarlo bien temprano en la mañana o por la tarde (para mí es algo que lo determina la temperatura, que en la Mancha son o de mucho calor o de mucho frío).

🎟️ Para conocer todos los detalles de uno de los lugares más increíbles que ver en Belmonte, nada mejor que realizar esta visita guiada por el Castillo de Belmonte, la que también incluye la visita a la Colegiata de San Bartolomé.

Este castillo de estilo gótico – mudéjar es uno de los mejores conservados y restaurados de los que he visitado (y me encantan los castillos sobre todo, para pintarlos en mis cuadernos de viaje). Fue construido en 1456 sobre uno anterior de 1324. En aquel entonces, Don Juan Pacheco, primer marqués de Villena y tercer señor de Belmonte (nieto del primer Señor de la villa), mandó su construcción.

Desde entonces, el castillo alojó a ilustres invitados como los propios Reyes Católicos en su viaje a Alicante y albergó importantes encuentros. En 1808 sirvió como prisión del ejército napoleónico y en 1857, la mismísima Eugenia de Montijo determinó su restauración.

Tras unos años posteriores de decadencia, en 2010 se realizan los trabajos de restauración que a día de hoy nos muestran un Castillo imponente, cuidado y que nos traslada a la vida de la Edad Media.

interior castillo
Castillo
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Interior

El Castillo de Belmonte es visitable tanto en su exterior como en su interior (realmente uno de los más interesantes si no el que más, de los que he visitado).

Aquí puedes comprar las entradas previamente. El precio es de 9€ para adultos y está abierto de martes a domingo de 10 a 14 h y de 16.30 a 20.30 h (consulta mejor los horarios por épocas específicas). 

Una de las particularidades más interesantes pero sobre todo, divertidas de este castillo es su Trebuchet Park, el mayor parque de máquinas de asedio a escala real del mundo. Y es que Belmonte lleva a fuego eso de su viaje a la Edad Media.

Más de 40 máquinas de asedio divididas en cuatro ámbitos temáticos: mundo cristiano, mundo musulmán, mundo oriental y renacimiento nos muestran cómo eran las batallas de antaño en una cronología que abarca desde el s. V hasta el s. XVI.

Antes de abandonar el Castillo te recomiendo encarecidamente que destines unos minutos, sin prisa, a las vistas desde su parte más alta. Allí podrás disfrutar como en pocos sitios de la inmensidad de los campos manchegos en los que se pierde la vista entre tonalidades marrones y ocres que yo nunca había visto. Además, se ve de forma única la gran muralla que sale desde el Castillo y que tiene unas dimensiones impresionantes.

2. Muralla Urbana – Puerta de Chinchilla

Precisamente paseando por su muralla (que bordeaba toda la villa) y ya dentro del pueblo, te encuentras seguro casi sin buscarlas con las 3 puertas que actualmente se mantienen en pie de las 5 existentes en la época.

La Puerta de Chinchilla es la más monumental de todas ya que la resguarda dos imponentes torreones almenados. Sería esta puerta por la que los Reyes Católicos hicieron su entrada en Belmonte en 1488 para descansar en el Castillo en su camino hacia Alicante.

3. Puerta de la Estrella

La muestra de la existencia en Belmonte de una judería (o barrio judío) está en esta puerta. Un barrio que se ubicaría fuera de la muralla y en el que estaban obligados a vivir los judíos. Sería esta puerta la que ellos usarían para entrar y salir del centro protegido. 

Encima de la puerta y bajo un arco se encuentra una imagen de la Virgen de la Estrella. 

4. Puerta del Almudí o del Rollo

En el paseo por el pueblo, junto al depósito de grano de la villa desde el que se hacían préstamos a los vecinos más pobres (el viejo depósito) se encuentra la Puerta del Almudí. También conocida como la puerta del Rollo (porque está cerca del Rollo de Justicia o picota), alberga en ella una estatua de bronce del Cristo de los Ausentes (s. XX).

5. Colegiata de San Bartolomé, qué ver en Belmonte imprescindible

Colegiata de San Bartolomé
Colegiata de San Bartolomé

El siguiente punto al que nos dirigiremos será sin duda, la Colegiata de San Bartolomé. No tener catedral no exime a Belmonte de disfrutar de un lugar de culto representativo de la época. Sobre los restos de un templo visigodo y junto al Palacio del Infante se construyó la Colegiata de San Bartolomé que goza de unas vistas privilegiadas del Castillo.

Ubicada en el barrio alto de Belmonte, es un edificio imponente declarado Bien de Interés Cultural. Con más de 6 siglos de historia, se mantiene y conserva en perfecto estado (gracias también a sus reconstrucciones) destacando sus puertas exteriores como la del Sol y la de los Perdones.

La Iglesia es visitable y tiene una entrada de 5€ que bien merecen la pena por ver la firma de Salzillo, la pila donde el propio Fray Luis de León fue bautizado o los decorados en madera de los asientos del coro. Está abierta de lunes a domingo de 10 a 19 h.

Recuerda que puedes hacer un tour guiado por el castillo y la Colegiata.

6. Convento de los Jesuitas

El Convento de los Jesuitas de Belmonte fue fundado en 1551 y habitado años después por las monjas provenientes del Convento de la Concepción de Cuenca. Llegó a albergar a 400 alumnos que se duplicaban en cuaresma para celebrar los actos religiosos.

En él habitaron importantes personalidades  de la comarca y de la historia religiosa cristiana moderna. Entre ellos el jesuita San Juan del Castillo, oriundo de Belmonte, mártir en Paraguay y primer santo de la provincia de Cuenca; Pedro Páez Jaramillo, misionero jesuita en Etiopía del s. XVII que descubrió el nacimiento del río Nilo Azul o el padre Baltasar Álvarez, director espiritual de Santa Teresa de Jesús.

Tras la desamortización del siglo XIX pasó a uso público y hoy en día alberga la oficina de Correos y los Juzgados de la localidad.

7. Palacio Infante Don Juan Manuel

Palacio Infante Don Juan Manuel
Palacio Infante Don Juan Manuel

Hoy en día convertido en hotel, el Palacio del Infante Don Juan Manuel es el lugar perfecto para sentirse y descansar como en la época medieval. Eso sí, como un señor y una señora. Dentro del propio hotel y bajo unos pasillos acristalados se pueden ver vestigios arqueológicos de los muros originales del Palacio.

Está localizado en la parte alta del pueblo, justo a la entrada. Cuenta con una situación privilegiada junto a la Colegiata (se diría que pertenecen al mismo recinto) y con unas vistas únicas del Castillo.

En la zona se le conoce como el Alcázar Viejo y fue construido en 1324 convirtiéndose en el edificio más señorial de toda la comarca. Su primer propietario, Don Juan Manuel, nieto de Alfonso X El Sabio se esmeró de forma muy particular en su construcción. En 1499, su nieto, Don Diego López Pacheco, lo donó a las religiosas de Santa Catalina de Sena.

Tras años de vida y también de devenir, fue abandonado en 1960 acabando en ruinas. Afortunadamente, en 2007 dentro de un programa de rehabilitación de la zona en pro de la historia de El Quijote, se restauró y abrió sus puertas como hotel en 2014.

8. Ermita de la Virgen de Gracia

El otro punto religioso más importante de Belmonte después de la Colegiata es la Ermita de la Virgen de Gracia. Dice la leyenda que cuando era obispo de Cuenca el señor San Julián, la virgen se apareció a unos pastores que fueron a recoger agua a este punto. En conmemoración el citado obispo mandó construir la Ermita de la Virgen de Gracia, patrona de Belmonte.

Una virgen a la que todo el pueblo desde siempre (hace referencia la historia a la época de Felipe II) tiene gran fervor ya que se dice y se cuenta que generosa en favores y milagros. Sus celebraciones tienen lugar en septiembre, momento en el que se realizan todo tipo de actos en torno a la imagen – escultura románica de madera del s. XIII que preside la Ermita.

9. Hospital de San Andrés

Poco o casi nada queda en pie del que fuera el Hospital de la villa, el de San Andrés. Su origen es de la época del Marquesado de Villena cuando en 1415, D. Juan Fernández Pacho lo fundó con el objetivo «de curar enfermos pobres y hospedar peregrinos, proveer de lo necesario a escuderos de las casas nobles y sustentar al capellán». 

Y es que como dato curioso, en la época medieval el término hospital no tenía el uso que hoy en día conocemos sino que hacía referencia a la acogida y cuidado de mendigos e indigentes.

Sólo queda la puerta de la Iglesia y un trozo de su muralla pero es bastante interesante y te lo vas a encontrar en tu paseo por las calles del centro.

10. Casa Bellomonte, algo diferente que ver en Belmonte

Y aquí el lugar más curioso que ver en Belmonte. Un espacio en el que la historia y la propia Edad Media siguen vigente y más viva que nunca. En el número 20 de la calle Lucas Parra se encuentra esta máquina del tiempo que sólo con pisar su entrada, te transporta a La Mancha del siglo XV.

En esta casa se ha recreado con sumo cuidado, detalle y mimo todo lo que tiene que ver con aquel momento histórico. Muebles, objetivos cotidianos, vestimenta de sus anfitriones… Todo es tal cual se utilizaba cuando Juan Pacheco habitaba la villa y mandó construir el Castillo o el Palacio.

Durante tu visita podrás encontrarte a personajes de la época. Estarán trabajando en la cocina, el telar o la armería. Todo ello con réplicas exactas de los siglos XV y XVI. Además se permite la subida a la planta alta donde se encuentran las alcobas de sus anfitriones. Ellos serán los encargados de mostrarte cómo era la vida de entonces en todos los aspectos.

Esta actividad tan interesante y que mantiene viva la esencia de Belmonte la lleva a cabo una asociación cultural de vecinos cuyo único objetivo es difundir el conocimiento de su pueblo y de cómo se vivió en la época de esplendor, la Edad Media.

Está abierta los sábados, domingos y festivos de 11:00h a 14:00h y de 17:30h a 19:30h. Para info y reservas, podéis escribir a [email protected].

11. Casa natal de Fray Luis de León

De religión va esta villa y es que en ella nació Fray Luis de León (1527), religioso agustino posicionado como uno de los mejores y más reconocido escritor del Renacimiento español. Catedrático de teología de la universidad de Salamanca fue gran sufridor de la Inquisición callendo en sus garras y siendo encarcelado por defender los textos hebreos de la Biblia.

Conocido coloquialmente por su regreso a las aulas como profesor tras su largo cautiverio cuando pronunció la frase “como decíamos ayer…”, fue Belmonte quien lo vio nacer y sus calles quien lo ayudó a crecer. Actualmente su casa natal continúa en pie sin mayor referencia.

12. La Ruta de Don Quijote: sus 3 molinos

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Molino

Para acabar nuestra visita turística por Belmonte no pueden faltar sus molinos de viento al más estilo del Quijote. A las afueras del casco urbano pero a pudiendo ir a pie (en la parte alta, justo detrás del Palacio – Hotel y de camino al cementerio) encuentras varios molinos típicamente manchegos.

Son tres molinos que se reúnen el denominado Molino El Puntal. Desconozco si se pueden visitar por dentro (algo que me habría encantado hacer) o si continúan en funcionamiento pero por fuera, están perfectamente bien conservados. Las vistas desde allí son espectaculares y la foto formará parte de tu álbum de la visita. El paseo es súper agradable y una forma única de terminar la visita por Belmonte o disfrutar del atardecer antes de una rica cena.

Dónde comer en Belmonte, Cuenca

Allí todo está rico y es que la gastronomía de la Mancha no deja indiferente a nadie. La comida rural de antaño deja paso hoy día a unos platos excelentes encabezados por el típico pero exquisito Pisto Manchego y seguidos de la sopa castellana, las gachas, el morteruelo o las carnes de caza. 

En Belmonte todo ello se puede disfrutar en el Restaurante La Muralla, el restaurante del Palacio del Infante Don Juan Manuel, El Bodegón del Buenavista o el restaurante La Cochera (aquí cenamos en mi cumpleaños y está realmente bueno).

Mapa de qué ver en Belmonte

Paseando por Belmonte encontrarás todos los puntos de interés y el Castillo siempre estará vigilándote sobre el cerro, no tiene pérdida. Pero por si acaso, en este mapa hemos localizado todos y cada uno de estos 12 puntos de interés a través de los cuales descubrir Belmonte.

Espero que ahora sea más fácil y sobre todo, interesante, descubrir las 12 cosas que ver y hacer en Belmonte, Cuenca. Si es tu primera vez en España, seguro que esta guía te ayudará a organizar mejor tu viaje. Si ya has estado por aquí y quieres ir a Belmonte, te leo en comentarios para poder ayudarte.

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María Alcaraz

¡Hola! Soy María, redactora en este blog y autora de este post. Me apasiona viajar para descubrir cosas nuevas, leer, pintar y el té. Soy del team té y cazo cafeterías bonitas.

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