El origen de los pueblos blancos
Todos hemos escuchado alguna vez mencionar los pueblos blancos de Andalucía. Mucho se habla de ellos, los visitamos a menudo y nos quedamos enamorados de ellos. Pero… ¿sabemos realmente de dónde viene esto de los pueblos blancos?
Damos por hecho que esta terminología viene del color blanco de sus fachadas y es que a simple vista, cuando llegas a ellos, lo primero que llama la atención es lo blancos que son.
El concepto de “pueblo blanco” viene de lejos. Se originó a principios del siglo XVI cuando una serie de epidemias devastó la zona y los vecinos de estas localidades (como Comares, Frigiliana, Nerja o Mojácar) se vieron obligados a encalar las fachadas de sus casas para protegerse de las enfermedades.
Estas epidemias se sucedieron durante bastante tiempo, siglos incluso (se establece este periodo entre los siglos XVI y XIX). La cal fue la mejor herramienta para poder combatir a diversas y nefastas enfermedades como la peste, la fiebre amarilla o el tifus. Y es que como se suele decir por aquellos lares, “los virus blanquearon Andalucía”.
Además, hay que sumarle que la cal es relativamente barata y por aquellos tiempos, no había más recursos para poder invertir en pigmentos con los que decorar las fachadas de las casas.
Pero no solo poner freno a las enfermedades fue la motivación de pintar con cal las paredes de las casas en los pueblos andaluces. A día de hoy se mantiene esta práctica que se repite cada año antes de que arranque el verano por las cualidades refrescantes que aporta la cal, permitiendo mantener el interior un poco más fresco en los meses de calor intenso.
Sin duda alguna, la cal es un gran aliado de los pueblos del sur de España. El blanco impoluto siempre reluce en sus localidades. Una transparencia aderezada con sumo detalle por macetas de intensos y vivos colores de plantas autóctonas como el geranio, los claveles o la bougainvillea.
Pueblos blancos de Andalucía más bonitos
Pocas experiencias son tan gratificantes en un viaje al sur como visitar los pueblos blancos de Andalucía. ¡Descubrimos 10 de ellos!
1. Frigiliana (Málaga)

Toda buena ruta por los pueblos blancos de Andalucía tiene que incluir a Frigiliana, considerado uno de los pueblos más bonitos de España y una de las joyas de Andalucía. Y es que si se quiere percibir y entender rápidamente qué es un pueblo blanco, este es un estupendo ejemplo.
Visitar su centro histórico es como trasladarse a otra época. Sus calles empinadas y empedradas te envuelven de manera única para poder sentir y vivir en primera persona la esencia más malagueña de un pueblo de interior que no pierde su contacto con el mar. Un mar Mediterráneo que la vigila y la protege a una distancia perfecta.
Este pequeño pueblo malagueño tiene mucho que ofrecer, además de sus calles y casas encaladas de blanco. Con siglos de historia, se mantienen en ella un buen reducto de las culturas que por allí pasaron y dejaron buena impronta: romanos, musulmanes, moriscos y cristianos.
De todos ellos han quedado ejemplos majestuosos como la Casa del Apero, el barrio mudéjar, la Iglesia de San Antonio de Padua, la Fuente Vieja o la famosa y fotografiada Calle Real. Lugares emblemáticos a los que hay que sumar la visita al Palacio de los Condes de Frigiliana o El Ingenio.
Frigiliana no puede faltar en tu ruta si quieres vivir la experiencia de los pueblos blancos de Andalucía. Es bello allí donde mires y, seguro, te va a atrapar. Si quieres conocer con detalle este pueblo, este artículo sobre qué ver en Frigiliana en un día te será de gran ayuda.
Si quieres comer ahí, algunos restaurantes destacados son La Tahona del Zacatín (con vistas panorámicas), la Taberna del Sacristán o La Domadora y el León, donde además se puede degustar la cerveza artesanal local.
Y si decides hacer noche en este pueblo, puedes tener en cuenta la Hospedería El Caravansar o el Hotel Villa Frigiliana, de 3 estrellas y en pleno centro del pueblo.
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2. Ronda (Málaga)

Otro de los imprescindibles entre los pueblos andaluces a visitar es Ronda, uno de los pueblos más bonitos de Málaga y de toda Andalucía. Mundialmente conocido por esa imagen única del puente sobre el río Tajo, este pueblo de la serranía malagueña es literalmente espectacular.
Subir a este enclave de la geografía malagueña no defrauda a nadie y, sin duda, se disfruta de una forma muy especial. Catalogado como pueblo blanco por el componente común de todos ellos, sus casas encaladas, Ronda es muchísimo más y lugares interesantes que ver no van a faltar.
Entre los lugares más representativos, están la Plaza de Toros, el Parque de la Alameda y Mirador de Ronda, el Palacio de Mondragón, la Iglesia de Santa María la Mayor, el Palacio del Marqués de Salvatierra, el Palacio del Rey Moro, las murallas urbanas, los baños árabes o, por supuesto, el puente sobre el río Tajo y el Camino de los Molinos.
Si decides alojarte en esta preciosidad de pueblo, esta selección de hoteles con encanto en Ronda te ayudará a escoger el alojamiento ideal.
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3. Nerja (Málaga)

Nerja es otra de las paradas obligatorias en las rutas por los pueblos blancos de Andalucía y, por supuesto, en cualquier escapada por Málaga. Localizado en un punto estratégico del litoral, Nerja ofrece un amplio abanico de actividades y lugares que visitar que, seguro, te dejarán enamorado.
Nerja es una clara representación de los pueblos blancos de costa de la región. Con sabor auténtico a mar, sus playas y, por supuesto, su gastronomía liderada por el pescado frito y los espetos de sardina son el disfrute máximo de cualquier viaje.
Empezar el día visitando las cuevas de Nerja, continuar disfrutando de un paseo por el casco histórico y terminar la jornada disfrutando de una deliciosa cena en el Balcón de Europa es el plan perfecto para un día de turismo. Todo ello acompañado siempre por la posibilidad de disfrutar de sus playas.
No te pierdas mi ruta de un día por Nerja para organizar tu visita y este post sobre dónde dormir en Nerja para encontrar el mejor alojamiento. Si estás por la zona, también recomendamos visitar otros pueblos de la Axarquía malagueña.
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4. Grazalema (Cádiz)

Este pequeño pueblo de Cádiz está considerado como uno de los más bonitos de España. Aunque sea menos conocido que otros, como Ronda o Nerja, visitar Grazalema no te decepcionará.
Este pueblo tiene una particularidad única y es que ostenta el pluviómetro más alto de España (el instrumento que mide la cantidad de precipitaciones que cae en un lugar específico durante un periodo de tiempo). Pero, sin duda alguna, lo que hace único es que está localizado justo en el centro del Parque Natural Sierra de Grazalema… ¡Una maravilla!
Grazalema tiene un sinfín de lugares para visitar como el Mirador de los Asomaderos, las diversas fuentes repartidas por su casco histórico, el Monumento al Toro de Cuerda de Grazalema, la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, la Plaza de España, la Iglesia de San Juan o la calle Doctor Mateos Gagos, considerada la más bonita.
Una de mis recomendaciones más especiales para este lugar es quedarse allí a dormir. Bien en el pueblo o en el Parque Natural Sierra de Grazalema. Si te gusta la naturaleza, será una experiencia única y la mejor terapia para recuperar energía y aumentar los niveles de tranquilidad y relax.
Las opciones más interesantes son el Hotel Casa de las Piedras, en el mismo centro urbano, o la Villa Turística de Grazalema, estupenda para el verano, ya que cuenta con piscina.
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5. Setenil de las Bodegas (Cádiz)

La ubicación de Setenil de las Bodegas ha generado un escenario natural inconfundible y realmente espectacular. La mayoría de las viviendas de la localidad están construidas bajo un saliente de la gran roca que cobija a sus habitantes y la vida de estos.
La calle Cuevas del Sol es la más conocida y la que todo el mundo visita (es la imagen de este pueblo que todo el mundo tiene en mente). El resto de calles de la localidad son igual de interesantes. No te pierdas la calle Cuevas de la Sombra, calle Mina, calle Jabonería, calle Triana o la calle Cuevas de San Román.
Además de pasear por sus calles, no dejes de subir al Mirador del Lizón o de acercarte a la Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación. Por otro lado, no faltan bares y restaurantes para disfrutar de la gastronomía de la zona. Y, por supuesto, pastelerías para hacer buen recaudo de los dulces típicos.
Si quieres vivir la auténtica sensación de lo que es dormir en un entorno único, lo mejor es alojarse en este pequeño pueblo. Yo elegiría entre el Hotel Villa de Setenil, en el mismo centro, o a las afueras, el Tugasa El Almendral, muy bueno para el verano porque tiene piscina.
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6. Mojácar (Almería)

No sé qué tendrá Mojácar pero desde que fui recientemente, solo pienso en volver. Y me refiero al pueblo de Mojácar, que como tantos otros pueblos de Andalucía tiene su versión costera y la de interior. El pueblo es una belleza a cada paso. Sus calles y su esencia te inundan de una energía única que querrás mantener para siempre.
Conocido como el pueblo de los indalos, Mojácar tiene un casco histórico nutrido y repleto de lugares míticos. En 1787 fue considerada como la segunda ciudad en extensión del Reino de Granada (antes de las sequías del siglo XVIII). A día de hoy, su casco urbano es un reducto de aquella riqueza y grandiosidad.
Lo de los indalos es algo mucho más reciente pero con mucha importancia y relevancia para los lugareños. Alrededor de 1950, el artista Jesús de Perceval liga este símbolo del indalo a Mojácar, momento en el que se convierte en una seña de identidad almeriense.
Algunos de los lugares que ver en Mojácar son el barrio del Arrabal, la Casa de la Canana, la calle de Enmedio, la Plaza del Parterre, la Iglesia de Santa María y la Plaza Nueva de Mojácar, espectacular para disfrutar del paisaje.
Por supuesto, no te vayas de Mojácar sin disfrutar de sus impresionantes playas. Mojácar está a pocos kilómetros del Parque Natural de Cabo de Gata, que cuenta con una costa que enamora.
7. Pampaneira (Granada)

Granada ofrece un amplio abanico de pueblos blancos, tanto de costa como de interior. En plena Sierra de la Alpujarra, se encuentra Pampaneira, un pequeño municipio en el que permanecen algunas de las tradiciones y costumbres de épocas pasadas.
Justo al entrar al pueblo, llamarán tu atención las diferentes tiendas de alfombras hechas allí mismo. La fábrica de chocolate también es uno de los lugares más interesantes a visitar. La Plaza de la Libertad, la Iglesia de la Santa Cruz, la Fuente de San Antonio, el Lavadero o la calle del Silencio son otros puntos imprescindibles en la visita.
Cualquier punto de sus empinadas calles son un improvisado pero único mirador desde el que admirar toda la serranía. Lo mejor del paseo será comer en uno de sus restaurantes, entre los que destacan Casa Julio, la Bodega Asador El Lagar o el Restaurante Ruta del Mulhacén.
Desde allí se puede ir a otros pueblos de la Alpujarra para aprovechar la subida como Órgiva, Soportújar (el pueblo de las brujas), Trevélez (un jamón ibérico exquisito) y, por supuesto, Lanjarón (con su manantial de agua).
8. Salobreña (Granada)

Dejando atrás la montaña, es momento de encaminarnos a la costa granadina. De entre sus pueblos blancos, he elegido Salobreña por su color, su alegría y su oferta cultural.
Una vez allí, lo mejor es pasar la mañana recorriendo el centro y visitando sus puntos de interés y dedicar la tarde a la playa. En verano para bañarse y en invierno para pasear, porque siempre, menos raras excepciones, hay un clima magnífico.
En el centro urbano, no te pierdas la Plaza del Ayuntamiento, la Iglesia del Rosario y la bóveda medieval que aún se conserva perfectamente. Estos son solo algunos de los lugares más interesantes que ver en Salobreña.
Pero sobre todo, nadie se puede ir de aquí sin visitar el Castillo de Salobreña, emblema de la localidad. Una fortaleza del siglo X que cumplió como residencia de verano de la familia real nazarí y prisión para la realeza durante los siglos XII, XIV y XV. Tras varias reconstrucciones, se abrió al público en 2014.
En Salobreña hay mucha oferta hotelera pero quiero destacar el Hotel Miba, ya que es espectacular.
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9. Zuheros (Córdoba)

Nos desplazamos ahora hasta Córdoba para continuar con nuestra selección de pueblos blancos de Andalucía. Zuheros está ubicado al sur de la provincia, en la conocida como Comarca de la Subbética, dentro del parque que lleva el mismo nombre. Es un enclave perfecto para reconectar, estar en tranquilidad y disfrutar de la naturaleza con la auténtica esencia andaluza.
Su casco histórico está muy bien conservado, tanto que en 2003 fue declarado como Bien de Interés Cultural en la modalidad de Conjunto Histórico-Artístico. Los puntos más importantes a visitar son el Castillo de Zuheros (construido en el siglo IX), la Cueva de los Murciélagos, el Museo Arqueológico de Zuheros, el Museo de Costumbre y Artes Populares, la Plaza de la Paz y el Paseo de la Constitución.
Además, para disfrutar de unas vistas únicas sobre toda la comarca, hay varios miradores, a cada cual más impresionante. No te pierdas el Mirador de la Villa, el Mirador de las Escominillas y el Mirador de la Atalaya.
Este pueblo es una oportunidad única para conocer la esencia de los pueblos blancos cordobeses pero, además, una cita ineludible para los amantes de la gastronomía.
La quesería Los Balanchares es muy reconocida y produce sus propios quesos. Además, el aceite de oliva de la zona es inmejorable. Tanto que cuenta con 3 denominaciones de origen: Baena, Priego de Córdoba y Lucena.
10. Cazorla (Jaén)

Por último, para dar cierre a esta ruta, nuestros pasos nos llevarán hasta Jaén. Allí encontraremos el más que conocido pueblo de Cazorla, compuesto por un enjambre bellísimo de pequeñas casas blancas ubicado en el valle de la Sierra de Cazorla. Todo ello vigilado desde la altura por el Castillo de la Yedra y rodeado por olivares.
Cazorla es también conocida por su impresionante patrimonio histórico. Una visita a su centro urbano tiene que incluir la Plaza de la Corredera, el Balcón de Zabaleta, la Plaza de Santa María, la Iglesia de Santa María, la senda del río Cerezuelo y, por supuesto, el propio Castillo de la Yedra.
Para terminar la visita, qué mejor que incluir una parada en una almazara para conocer de primera mano cómo se extrae el aceite de oliva virgen de cada cosecha de aceitunas.
En estas tierras, el aceite de oliva es la fuente e impulso económico y como aquí, en pocos lugares se puede ver y, sobre todo, probar, degustar y disfrutar. Echa un vistazo a esta visita a un olivar y a una almazara. ¡Incluye cata de aceites!
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Mapa de los pueblos blancos de Andalucía
En el siguiente mapa hemos señalado todos los pueblos andaluces mencionados en este artículo:
Esta es mi particular elección de los pueblos blancos más bonitos de Andalucía. Como siempre digo, tenemos la inmensa suerte de vivir en un país con belleza a raudales. ¿Qué mejor que disfrutarlo y conocerlo a fondo?